dimecres, 22 d’abril del 2009

Tomates


SUELOS: Se adaptan a casi todos los suelos, aunque prefieren los ligeros a los compactos; eso sí, les gusta que el suelo esté bien nutrido, esponjoso y aireado. Para su correcta maduración, las raíces necesitan sentir el calor, por lo que suelen irse muy bien los suelos pedregosos, que retienen y acumulan la radiación solar diurna y mantiene la tierra caliente durante más horas.
ABONADO: Las tomateras son muy exigentes en nutrientes, por lo que procuraremos preparar el suelo con abundante compost descompuesto –no es preciso que lo esté demasiado-; los mejores resultados se obtienen precediendo el cultivo con un abono verde (vezas y abas forrajeras), al que se le añadirá algo de compost en el momento de roturarlo.
SIEMBRA: Las variedades tempranas requieren una siembra precoz en semillero protegido de los fríos y las heladas nocturnas.
TRASPLANTE: Cuando sepamos que ya no existen riesgos de heladas nocturnas, podemos trasplantar las tomateras al huerto, procurando enterrar una parte del tallo, por donde sacará raíces adventicia que aumentarán las posibilidades de desarrollo de las tomateras.